miércoles, 17 de octubre de 2012

Limpieza de circuitos: flushing (II)

Concepto

El Flushing consiste en hacer circular el fluido térmico por las tuberias de la instalación a una velocidad muy superior a la de servicio, creando así una circulación en régimen turbulento y no laminar con el objetivo de desplazar y eliminar la contaminación por partículas.

La velocidad del fluido térmico en condiciones de servicio es habitualmente entre 1.5 y 3 m/s. En España el antiguo Reglamento de Aparatos a Presión, limitaba oficialmente la velocidad a un máximo de 3.5 m/s. Con estos valores, el régimen ya es turbulento con la mayoría de fluidos térmicos debido a su baja viscosidad, y con numeros de Reynolds del orden de 10000. De todas formas, una mayor velocidad y turbulencia acostumbran a ser necesarios. La velocidad recomendada es de 5-6 m/s, llegándose excepcionalmente a 10 m/s.

El fluido que debe emplearse dependerá del tipo de limpieza que deba realizarse:
  • Instalaciones usadas, con descomposición elevada del fluido térmico por “cracking”. Toda la carga será de aceites detergentes, que facilitan el desprendimiento de sustancias contaminantes,y por tanto aceleran el proceso. Más tarde será necesario reemplazar este aceite detergente por la nueva carga de fluido térmico de trabajo e incluso realizar un flushing adicional para eliminar los posibles restos de aceite detergente.
  • Instalaciones usadas, con descomposición incipiente del fluido térmico por oxdación. Utilizar el propio fluido térmico de trabajo habitual al que se han añadido unos aditivos detergentes en una proporción entre el 10 y el 25%. Posteriormente a la limpieza se rellenara la instalación con la carga nueva de fluido térmico.
  • Instalaciones nuevas o usadas después de parada prolongada. Utilizar la carga del propio fluido térmico de trabajo. Es lo más recomendable en la mayoría de los casos. Hay que tener presente que en estos casos las partículas se desprenden por el régimen turbulento, y no por agentes químicos decapantes.